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sábado, 8 de diciembre de 2012

Carta de aprendizaje y contrato de examen de Velázquez

Según lo aparecido en la carta de aprendizaje de velázquez, se elabora un contrato de aprendizaje entre Julián Rodríguez, su padre, y Francisco Pacheco, como su futuro maestro; estableciéndose una serie de puntualizaciones en los requerimientos a tener en cuenta por Pacheco tanto como instructor de su aprendizaje y como tutor en la responsabilidad cívica con el adolescente aprendiz que está por venir.

En la segunda, se aprueba a Velázquez como pintor con licencia para ejercer su obra en todos los territorios del dominio español, carta firmada en la ciudad de Sevilla.

Lo que se expone en ellas es cómo se establecían los contratos de aprendizaje y continuidad en aquella época (hablamos de la España del siglo XVII), para empezar en la formación del arte pictórico y luego después de preparado bajo un maestro, el papel que le daba crédito como pintor.

Muy al contrario de cómo se establece en la actualidad la formación de los jóvenes y de cualquier persona mayor que quiera dedicarse al campo de las Artes. Si bien, hay que distinguir dos caminos diversos: el de la formación y la enseñanza, y el de la dedicación profesional. Es decir, dos ramas distintas a mi entender: la enseñanza en las artes plásticas y el ejercimiento de tu conocimiento y habilidad como pintor (u otras vertientes artísticas).

En lo que respecta a la primera, antes en aquel momento del principio del Barroco, para comenzar en el arte debías formarte previamente dentro del cargo de un maestro, que te proporcionaba los conocimientos necesarios en la materia para posteriormente ejercerlo con autonomía y control. Muy distinto a cómo se posibilita hoy en día, donde el requerimiento en la formación que sirve como respaldo de tu capacidad se encuentra en las universidades y/o escuelas de arte. Digamos que antes se encontraba la formación junto con los quehaceres diarios de la vida, de una manera más cotidiana e intimista y ahora está completamente institucionalizada, jerarquizada y abstraída.

En lo que respecta a la segunda, hablamos de la profesión en sí misma, el autodidacta, que no pasa por recorridos formalizadores y formantes para ejercerla, sino que es fruto de la investigación y descubrimiento personal. Aunque en este punto entra en juego las galerías de arte como canalizadoras y expositivas del saber, son el salto hacia el reconocimiento y el impulso de la carrera, semejante a los mecenas de antaño; o las ferias.