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lunes, 24 de diciembre de 2012

Aprender a dibujar para aprender a vivir

De los prejuicios de la materia de educación plástica y visual, no sólo acontecen dentro del aula, sino que en modo notable se da en el exterior y varios ámbitos de la vida extraescolar, aunque el germen se encuentra precisamente en los comienzos de esa etapa.

Concretamente bajo mi punto de vista, dentro de la profesión como diseñador gráfico he tenido numerosos encontronazos con este tipo de prejuicios, la valoración que se tiene profesionalmente corre a cargo de clientes, que proyectan sobre ti la visión que posee acerca de un trabajo, como es el caso de un logotipo, el color y la composición en definitiva. Este criterio sólo se disipa si se hace valer y notar tu trayectoria, un camino complicado y de reeducación en el campo visual y cognitivo, de personas que no lo han llegado a explorar del todo y tienes que encargarte repetidamente de formarles y educarles en ese sentido.

La actividad que propongo, basada en ese aspecto es la de la colaboración y trabajo en común de un mural o un juego de imágenes proyectadas, por ejemplo. En el que cada alumno tenga un papel que desempeñar, con un orden jerárquico o en arbol atendiendo a las habilidades. Porque es en este tipo de actividades es donde más se realizan por la exposicion y convivencia conjunta que dan valor al trabajo ejercido.